BRASILIA.- La presidenta reelecta de Brasil, Dilma Rousseff, tomó posesión de su segundo mandato prometiendo que los necesarios ajustes de la política económica no perjudicarán los programas sociales ni eliminarán conquistas laborales. “Ningún derecho menos, ningún paso atrás”, aseguró, en un emotivo discurso pronunciado ante miles de militantes de su Partido de los Trabajadores (PT) que se desplazaron de todo el país a Brasilia para celebrar el cuarto mandato de la agrupación, creada en 1980 por el ex sindicalista Luiz Inacio Lula da Silva, quien gobernó el país de 2003 a 2010.
Al hablar en el Palacio presidencial del Planalto luego de asumir formalmente su segundo mandato en el Congreso, la política de 67 años pidió “comprensión” del pueblo para las medidas necesarias a tomar a fin de recuperar la economía -y que, según los analistas, incluirán recortes de gastos públicos y aumentos de impuestos. “Sí haremos ajustes en la economía, pero lo haremos sin revocar derechos conquistados ni traicionar nuestros compromisos sociales”, expresó Rousseff, quien completó: “Sólo más derechos y sólo caminar hacia adelante: este es el juramento que les hago”. Rousseff afirmó que su reelección en las urnas de octubre pasado, con un 51,64 % de los votos válidos, fue la confirmación del apoyo popular al proyecto de combate a la pobreza iniciado en 2003 por Lula y que prosiguió durante su primer mandato en el gobierno.
“Represento un proyecto de nación que tiene el más profundo y duradero apoyo popular de nuestra historia democrática”, enfatizó la presidenta, quien recordó que los programas sociales del gobierno rescataron de la pobreza extrema a 36 millones de personas en los últimos 12 años: “Tenemos la primera generación de brasileños que no vivieron la tragedia del hambre”, añadió.
El discurso al pueblo fue el punto culminante de los festejos de la segunda investidura, iniciado horas antes cuando la mandataria recorrió a bordo del automóvil presidencial -un Rolls Royce 1952- los dos kilómetros que separan la Catedral Metropolitana de Brasilia del Congreso, festejada por simpatizantes del PT.
En la sede del Poder Legislativo, juró cumplir la Constitución y luego pronunció un discurso de unos 40 minutos, en el que aseguró que tomará medidas para “extirpar” la corrupción de la petrolera estatal Petrobras, hoy en el epicentro de un millonario escándalo de desviación de recursos en beneficio de partidos políticos oficialistas.
“Vamos a defender a Petrobras de sus depredadores internos y sus enemigos externos. Por eso vamos a investigar con rigor todo lo que hubo de errado y crear mecanismos que eviten que hechos como esos vuelvan a ocurrir”, dijo y aseguró que su gobierno ha sido “el que más combatió la corrupción”.
Al mismo tiempo, sostuvo que la lucha contra la corrupción está relacionada con la implementación de una reforma política para la cual pidió el apoyo del Congreso, al tiempo que defendió la necesidad de “escuchar a los movimientos sociales y al pueblo para legitimar las acciones del Poder Legislativo”. La mandataria también destacó la necesidad de realizar ajustes en la política económica, incluso para permitir avances en las políticas de combate a la pobreza.
“Los cambios que el país espera para los próximos cuatro años dependen de la estabilidad y de la credibilidad de la economía”, expresó y admitió que, para que Brasil logre reanudar el crecimiento económico, “los primeros pasos pasan por el ajuste de las cuentas públicas, por el aumento del ahorro interno y de la inversión”. “Lo haremos con lo mínimo posible de sacrificios para la población”, expresó la presidenta, que aseveró que “se pueden hacer ajustes en la economía sin revocar derechos conquistados”.
Los comentaristas políticos del canal GloboNews, Cristiana Lobo y Gerson Camarotti coincidieron en afirmar que Rousseff trató de “minimizar” los actuales problemas de la economía del país, que cerró 2014 con un crecimiento virtualmente nulo -según los pronósticos del propio gobierno-, y que registra los peores resultados de las cuentas públicas en más de una década. Y destacaron que Joaquim Levy, designado para comandar el Ministerio de Hacienda, tiene una evaluación mucho más negativa de la actual situación económica, y aclaró que el país necesitará un ajuste importante para reequilibrar las cuentas públicas y bajar la inflación.
También en su mensaje, la mandataria aseguró que las relaciones con América Latina seguirán siendo la gran prioridad de su política externa, pero destacó la “gran relevancia” de “perfeccionar” el vínculo con Estados Unidos. (DPA)